Hijitos de mi inmaculado corazón, os
llamo a que dispongáis vuestros corazones a la oración; la oración abre
vuestros corazones a la gracia de Dios.
Mis niños, sean obedientes, no se
cansen de pedir sabiduría al cielo para actuar dentro de la voluntad divina.
Ser obediente a lo que el cielo os pide debe ser el motor que impulse vuestras
vidas. Desviarse con el pecado del camino de santidad al cual estáis llamados
desde el eterno presente, sólo acarrea desdichas que serán medidas en
tiempos de eternidad sobre vuestras espaldas. El alma que no se mantiene en oración diaria, es un alma que
fácilmente es presa del pecado que os encadena. Ahora que estáis
dotados de un cuerpo físico y vuestros ojos de la carne son ciegos al mundo
espiritual, es cuando tenéis la posibilidad de trazar vuestro destino eterno
hacia la santidad y es sólo con vuestra obediencia a lo que Dios Padre os pide en sus preceptos, que
podéis hacer de vuestros cuerpos templos dignos del Santo Espíritu de Dios,
para que desde vuestro interior, su luz trace los pasos que deben seguir
vuestros corazones en medio de la agonías, trampas y engaños con los que el
mundo os quiere someter a las cadenas de la esclavitud del pecado y de la
condenación del alma.
Debéis
dotar vuestras almas de la autoridad espiritual que os brinda el sacramento de
la reconciliación, para que, con la gracia de Dios, aun siendo ciegos
al mundo espiritual, cargando con un cuerpo físico en la vida terrena, podáis
esquivar con obediencia y fe los dardos incendiarios con los cuales mi
adversario busca heriros de muerte eterna.
¡¡¡Despertad
hijitos!!!... No perdáis más tiempo en tomar una firme decisión de optar por un
cambio de vida radical y ceñir los cinturones de vuestras almas a la
gracia de Dios. El tiempo apremia mis niños; que vuestra carne no someta
vuestra alma a la esclavitud del pecado; más
bien que las oraciones impulsen vuestros corazones a manteros en la gracia de
Dios, que sea el Espíritu de Dios el que gobierne vuestro cuerpo físico
para evadir las trampas del mundo, y así vuestras almas se coronen de dicha
eterna al llegar al cielo por vuestra obediencia.
El Espíritu Santo está en los corazones
que oran. Cuando un alma pide gracias, pero su voluntad humana no ha
renunciado al pecado, la gracia que recibe desde lo alto no será eficaz porque
no habéis aprendido a renunciar. Un hijo de Dios es aquel que somete su
voluntad humana a la voluntad divina, abran vuestros corazones para que
sea Jesús quien lo ocupe totalmente. No
den cabida al pecado, a la impaciencia, a la tibieza, a la desesperanza; más
bien; teniendo a Jesús en el trono de vuestros corazones, debéis cambiar de
actitud, de sentimientos. Apartaos de todo lo que os quita la dignidad de ser
hijo de Dios.
Os invito a que preparéis vuestros corazones
y seáis establos vivientes para Jesús, haciendo de ellos un verdadero
un nido de amor, para que podáis vivir de Cristo y ser nueva criatura en él.
MINISTROS
DE MI SANTA IGLESIA, OS LLAMO A RETOMAR EL CAMINO ANGOSTO QUE OS CONDUCIRÁ A LA
SALVACIÓN ETERNA.
Mensaje de Jesús dado a María Rocío.
30/05/19 (Asunción-Paraguay)
Hijos míos, a vosotros que sois mi resto
fiel os pido oración, ayuno y penitencia por mis sacerdotes y los
jerarcas de mi santa iglesia, os pido
elevéis clamores al cielo porque el mal ha llegado a infiltrarse en los
corazones de mis hijos predilectos, buscando la caída de mis
consagrados por el ministerio sacerdotal que les he conferido.
La
hecatombe espiritual por la que atraviesa mi iglesia, se ha acrecentado
con la masonería que extendió sus tentáculos demoníacos, contaminando a mis
sacerdotes que se han dejado seducir por la nueva era. En muchas de mis casas hay sacerdotes que propagan y promueven
prácticas como el reiki, el yoga,el fensui, la acupuntura; la homeopatía, la
iriologia, terapia de vidas pasadas, terapia del ángel, la psicotrónica, la
cirugía psíquica, la naturopatía y demás técnicas ocultistas, haciendo pasar
como si esto fuera divino.
Volvéis
a llevar camino al calvario a mi sagrado corazón cuando en mis templos,
estando yo presente en mis tabernáculos permitís la celebración de espectáculos
y fiestas que no son de la vida religiosa. Nadie se levanta, todos callan más
os digo que ese silencio os hace reos de culpas siendo una afrenta a mi
santidad y divinidad.
Muchos de mis predilectos celebran el
santo sacrificio diario y ya no creen en mi presencia real en la sagrada
eucaristía; celebran los oficios diarios como un acto protocolar y
simbólico, negando con ello el misterio divino de la transubstanciación del pan
y vino. Invierten tiempo en la tecnología corruptora de corazones, olvidándose
de que el sacramento de la reconciliación, conferida en sus manos
sacerdotales, libera las almas de mis hijos de las garras del mal y que con
sólo una confesión sacramental que ofrezcan al cielo, están llevando a mi
pueblo a la santidad. Olvidan que la misión que tienen en la
tierra es rescatar almas para mi rebaño y guiar a mi resto fiel.
Reparad por mis predilectos hijos míos,
en especial por aquellos que se están perdiendo por el modernismo, la carne y
los placeres del mundo. Las tentaciones de la carne que reciben mis
consagrados están a la orden del día, espíritus de impureza sexual,
fornicaciones, homosexualismo, han cautivado a una gran mayoría de mis
consagrados que con las manos manchadas de pecado suben a mis altares. La
degradación de mi iglesia está llegando a su culmen con los actos sacrílegos
que se comenten en mis templos.
Oh pastores infieles de mi santa iglesia,
enderezad vuestro caminar, debéis arrepentiros y reparar antes de que
lleguéis a la eternidad, donde el peso de mi justicia os pedirá cuentas de las
aberraciones que habéis cometido en ejercicio de vuestro ministerio. Recapacitad
y no pequéis más; limpiad vuestras almas de toda impureza que os
encadena al pecado y a la desobediencia; no hagáis llorar más al cielo.
A
todo mi clero os digo: Elevad al cielo el clamor de vuestro
arrepentimiento sincero con un propósito firme de enmienda para que la
sabiduría y luz de mi Santo Espíritu
encamine a mi iglesia y a mis pastores por el camino de la salvación eterna.
HACED DE
VUESTROS HOGARES FORTINES ESPIRITUALES, DONDE LA ORACIÓN MANTENGA ENCENDIDA EN
VOSOTROS LA LLAMA DE LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR.
Mensaje
de la Madre de Jesús dado a María Rocío.
29/05/19 (Asunción-Paraguay)
Hijitos de mi inmaculado corazón la
humanidad está sumergida en un estado de inconciencia espiritual; en
donde el temor santo a Dios, que debe ser el emblema con el cual os movéis en
el mundo, está siendo arrasado por el desenfreno que el hombre se permite, haciendo del pecado una costumbre de
vida.
Pequeños míos, espíritus de impureza y
violencia están llegando a tocar el corazón de los niños, que desde muy
temprana edad se encuentran en pecado mortal. Recordad Padres de familia la
responsabilidad espiritual que tenéis sobre vuestros retoños; los
hogares se han vuelto dormitorios temporales donde papá y mamá dejan a cargo de
la tecnología la educación de sus hijos, aquellos que carentes de
afecto, tiempo y valores morales, vuelcan sus vacíos, ansiedades y emociones
internas en aquello que pervierte y
violenta su inocencia desde temprana edad.
Madres de familia que se olvidan que al
recibir el regalo del don de la vida en cada hijo que Dios Padre coloco en
vuestros vientres; debiendo ser formadoras de humanidad, abandonan a
sus hijos por un largo periodo de tiempo diario, buscando mejorar las
condiciones económicas, queriendo paliar con bienes materiales la responsabilidad espiritual que tenéis sobre vuestros pequeños, que
llegan a la adolescencia y juventud con depresiones que los llevan a las
drogas, a la pornografía, al robo, a cualquier tipo de perversión, incluso al
suicidio, por la ausencia de una formación doméstica en la fe,
aquella que debe ser la extensión del santo sacrificio diario en vuestros hogares.
Jóvenes que desde pequeños no aprendieron
la importancia de los sacramentos en la vida familiar cristiana se
convierten en adultos disminuidos en gracias espirituales para hacerle frente a
las ocasiones de pecado que el mal les propone para mantener cautivas sus
almas, pues al no tener conocimiento de la misericordia y amor de Dios,
adquieren como hábito vivir en pecado.
Hijitos, vosotros no tenéis idea de las
huellas profundas de amor que dejáis en el corazón de vuestros hijos;
cuando ven a un padre o madre de familia doblar rodilla pidiendo a Dios que lo
sostenga y acompañe en alguna dificultad que se presenta; eso pequeños míos
queda gravado en el corazón de vuestros hijos como un sello de amor indeleble
que se traducirá en gracias del cielo, para que cuando lleguen a la adultez
sepan acudir con humildad a la presencia de Dios, elevando plegarias de un
corazón que fue educado en la fe desde el seno familiar.
Inculcad
a vuestros hijos los valores espirituales de la sana doctrina cristiana El amor
a Dios, el amor al prójimo, la esperanza, la caridad, la paciencia, la
prudencia, la humildad. Toda virtud
que sembréis en ellos, serán herramientas de amor con las que ellos han
de luchar en medio de las adversidades del mundo, distinguiéndose como hijos de
Dios.
Mi adversario tiene como objetivo principal atacar y disolver las
familias unidas en el sacramento matrimonial. Espíritus de adulterio,
fornicación y demás impurezas de la carne están llevando a muchos a la
perdición del alma, haciendo que rompáis vuestros votos de fidelidad a
Dios, aquellos que habéis hecho el día que os presentasteis ante su altar para
pedir bendiga vuestra unión en el sacramento del matrimonio.
La corriente mundana del libre
pensamiento y mente abierta lleva a muchos a aceptar ideologías contrarias a la
fe, en la cual el hombre carente de espiritualidad es arrastrado en ese
remolino de oscuridad que nubla los ojos del alma para que ésta pueda obrar y
aceptar el amor de Dios, ciñéndose a sus preceptos.
¡No!, ¡No! hijitos
rebeldes, vosotros no podéis seguir permitiendo que el mal arrase con los
valores morales, sociales y espirituales que son fuentes de gracias y bendición para
vuestras almas y la de vuestros hijos; por sobre todo no podéis permitir que el
mal cubra con sus tinieblas demoniacas el santo temor a Dios que debe ser el
motor de vuestros corazones.
Os pido más oración y menos tecnología en
vuestros hogares, retomad los sacramentos en vuestras vidas y
evangelizad con los preceptos divinos a vuestros retoños; haced de la oración
vuestro pan de cada día para que la fe os mantenga unidos en el amor de Dios.
Elevad
plegarias de amor al cielo con el rezo del Santo Rosario diario, que yo
vuestra madre; llevaré las voces de vuestros corazones a los pies del trono de
la santísima trinidad, ofreciendo vuestras plegarias como el incienso de amor
que brota de vuestros corazones para Dios Padre.
Como corredentora de las gracias
del cielo os doy mi auxilio y protección maternal.
Mensaje de Jesús dado a María Rocío.
28/05/19 (Asunción-Paraguay)
No coloquéis más obstáculos ni seáis jueces de vuestros hermanos,
sed estrictos con vosotros mismos; ceñid con cadenas de amor a la tabla de
vuestros corazones mis preceptos.
Acumuláis desgracias sobre vuestras espaldas, cuando ausente me
encuentro en vuestras vidas, y la capacidad de renuncia a la que os arrastran a
vuestras posesiones interiores se vuelven nulas; ya que sin la fortaleza que brinda
mi Santo Espíritu os entregáis sin tregua en manos de aquel que aprisiona
vuestras almas con el pecado asentido.
El problema está que en vuestro dolor
más profundo no queréis escuchar ni saber de Mí, me culpáis de lo que habéis
hecho y desecho con la libertad que os di, os habéis decidido por el mal; más
cuando sentís en vuestra carne las consecuencias de vuestras negaciones,
buscáis de quien renegar por vuestra desobediencia, haciéndome culpable de
vuestras desgracias.
Os prepare para ganar, os doy armas para luchar y veo como todos los días
perdéis vuestro destino cuando la cordura se pierde por acciones inmundas que
atentan contra todo lo creado; hacéis de vuestras vidas un martirio, desfigurando
el alma y perdiendo la semejanza de aquel que os creo.
Hijos míos, os amo a cada uno de vosotros sin importar la condición
de pecado en la que os encontréis; vuestras miserias no son mayores que la
misericordia que os brindo; permitid al amor cicatrizar las llagas de pecado que
como huellas cargan vuestras almas; podéis lograr todo lo que os propongáis;
estáis llamados a resurgir de la oscuridad y limpiar con mis sacramentos aquello
que habéis oscurecido en vuestras almas, e impidiendo con un muro de pecados,
que los dones que mi Santo Espíritu puedan conduciros por el camino angosto
que os guiará a la ciudad de luz.
Sed hombres de bien; no hay mayor molestia para mi enemigo que un
corazón arrepentido que en su libertad vuelve a Mí.
Si supierais hijos míos el
poder que tiene la oración de aquel que en su pequeñez es capaz de doblar
rodilla, renunciando a sus miserias y sujetándolas a los pies de mi cruz; os
aseguro que eso hace temblar el infierno, porque siendo vosotros criaturas que
pese a vuestra debilidad sois capaces de ceñir la cintura de vuestros corazones a
la obediencia; podéis con autoridad tomar potestad y en mi nombre obrar milagros.
Aquel que persevere en su fe tendrá en su corazón la certeza de que mi voz
lo llevará a recorrer remansos de paz que jamáis habéis imaginado.
Cuando
arrepentido de tus imprudencias llegues a clamar perdón y te vuelvas a Mí, te
mostraré cosas ocultas que tú no conoces y te daré de beber del manantial de
agua viva; seré tu restaurador, el que vele tus sueños y te de fortaleza en las
pruebas de la vida, moldeando de santidad tu alma en la hoguera de mi amor.
Mensaje de la Madre de Jesús dado a
María Rocío.
27/05/19 (Asunción-Paraguay)
Hijitos
de mi inmaculado corazón, os pregunto si realmente creéis en lo que decís
cuando en el santo sacrificio diario vosotros confirmáis vuestra fe diciendo:
“Creo en Dios Padre todo poderoso, creador del cielo y de la tierra… la
resurrección de la carne y la vida eterna, amén.”
Os llamo con amor maternal a que
examinéis en vuestro interior cuánto de verdad hay en lo que profesáis
para que podáis tener una concepción profunda de lo que es la fe, mirad vuestro
interior y e interrogad a vuestro corazón si verdaderamente cree y está
convencido de que el infierno existe; os hago este cuestionamiento como madre
de la humanidad, porque si lo creyerais de verdad, no sería posible que tengáis una
relación amable con el pecado, aquel que os vuelve duros de corazón y
se resiste a acoger dócilmente las gracias que el cielo os brinda para vuestra
santificación, y así se cumplan los designios divinos en vuestras vidas.
Cuando una persona cree firme y
verdaderamente que el infierno existe queda transformada; le tendríais
pánico al pecado, y a cualquier lazo que os encadene al mal. Cuando un corredor
se encuentra en una carrera, si se tropieza en ella; se vuelve a levantar y
continúa corriendo; así Vosotros hijitos míos es como os encontráis en la
tierra en una carrera para alcanzar con vuestra renuncia al pecado, la vida
eterna; más si caéis en pecado, Dios Padre os extiende las manos para que os
levantéis de nuevo con los sacramentos. Mientras tengáis carne seréis
siempre propensos a pecar, pero miraríais como el gran regalo de amor al sacramento de la reconciliación que os
levanta de vuestras caídas para limpiar vuestras almas de toda rebeldía
a los preceptos divinos y os servirías a diario del pan bajado del cielo que os
fortalece en las pruebas de la vida, para darle la lucha y no caer fácilmente
en las ocasiones de pecado.
Si creéis
verdaderamente en lo que expresan vuestros labios cuando hacéis el CREDO, entonces debéis
tener la certeza de que el infierno existe y, por ende, que existe también la
nueva Jerusalén en la que habitan los santos del cielo. Pensad hijitos míos que
en vuestro paso por el mundo os estáis jugando vuestro destino eterno; pensad que es en vuestro libre albedrio que Dios Padre
os da la posibilidad de hacer la elección del lugar en donde moraréis
eternamente, pensad que la vida en la carne es tan sólo un instante
en la eternidad y que hoy, ahora os debéis jugar el todo por el todo. El
momento para que os sirváis de misericordia de Dios es ahora. Tened presente en todo momento que
mientras sintáis latir vuestros corazones en el pecho tenéis tiempo de acogeros
a la misericordia de Dios Padre, una vez que abandonéis la carne, os
encontraréis con su justicia.
Vosotros
tenéis un compromiso con Dios Padre en vuestro corazón, os creo a cada
uno de la nada; a su imagen y semejanza y sopló el aliento de vida en vosotros
cuando estabais en el vientre de vuestras madres, os creo a cada uno con amor
para que en vuestra libertad aprendáis a amarlo, aprendáis a conocerlo, a
reconocerlo; para que aprendáis a obedecerlo y en la tierra deis pasos de
santidad que os conducirán en el cielo a la gloria eterna; más si vosotros comprometéis esa realidad en vuestras vidas y
aceptáis que no habéis salido de las piedras, que no habéis salido de una
explosión atómica, sino que habéis sido creados por Dios Padre; que él
os hizo con sus propias manos, entonces ya os volvéis hijos de Dios, porque
aceptáis a vuestro Padre Celestial que os creo, y os volvéis pequeños porque
tenéis la capacidad de reconocer que sois una obra de Dios; más no vuestra
propia obra.
Los
tres enemigos del hombre son la carne, el mundo y el demonio.
La carne es aquella humanidad caída, la humanidad
pecaminosa del hombre, aquello en la carne que os inclina al pecado; más es por
eso que Dios Padre os pide la obediencia, para que podáis sujetar las
tendencias malas con las que cargáis y así podáis obedecerlo, que es una de las
razones por las cuales fuisteis creados.
El segundo enemigo del hombre es el mundo; no debéis
confundir el mundo con la tierra, con la creación; el mundo es un espíritu; es
vivir en función a las cosas materiales y hacerle culto a ellas. Al mundo pertenece todo lo que adora las
cosas temporales para un beneficio maléfico; es el caldo de cultivo de
donde emergen la vanidad, el egoísmo, la violencia, el vicio, la decadencia; es
un espíritu. En este punto hijitos míos lo importante es que vosotros os
defináis como seres espirituales y podáis tener conocimiento si el espíritu que
anima vuestras existencias en vuestro paso en la tierra es el espíritu del
mundo o es el Santo Espíritu De Dios quien mora en vosotros para vuestra
santificación.
El tercer enemigo del hombre es el demonio; y este es
específicamente un ángel caído que forma parte de aquella 1/3 parte de los
ángeles que fueron arrojados a la Tierra de la presencia de Dios (Apocalipsis
12, 9: El dragón grande, la antigua serpiente, conocida como el Demonio o
Satanás, fue expulsado; el seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y
sus ángeles con él). La tentación de la antigua serpiente al hombre es: “seréis
como Dios”, entones os digo que el infierno está hecho de la diosificación del
hombre. Hoy en día la psicología moderna habla de “autoestima”, “pensamiento
positivo”, “realización personal” diosificando al hombre como autosuficiente,
olvidándose de que fue obra de Dios y de que debe someter su libre albedrio a
la voluntad divina para alcanzar la santidad.
Pequeños míos, hay mucho por hacer, hay
mucho que entregar, hay mucho por qué orar, hay mucho por ayunar.
Descubrid vuestras vidas a la Luz del amor de Dios, donde no hay oscuridad ni
dobleces; todo está en vuestras manos hijitos, dura es la batalla que debéis
lidiar con las huestes del mal, pero; no olvidéis que estáis luchando por
alcanzar la corona de la vida eterna, como dignos herederos del trono del
Altísimo.
La morada celestial está preparada para cada uno de vosotros, y la
puerta de entrada que es el sagrado corazón de Jesús que tiene
inscriptos vuestros nombres con su sangre vertida en la cruz. Abrid vuestros
corazones de par en par para aceptar el amor misericordioso y eterno que Dios
Padre deposita en vosotros, aquel que os dará recompensas eternas.
Os amo Hijitos míos, os doy
mi bendición; Mamá María.