Mensaje de la Madre de Jesús dado a
María Rocío.
27/05/19 (Asunción-Paraguay)
27/05/19 (Asunción-Paraguay)
Hijitos
de mi inmaculado corazón, os pregunto si realmente creéis en lo que decís
cuando en el santo sacrificio diario vosotros confirmáis vuestra fe diciendo:
“Creo en Dios Padre todo poderoso, creador del cielo y de la tierra… la
resurrección de la carne y la vida eterna, amén.”
Os llamo con amor maternal a que
examinéis en vuestro interior cuánto de verdad hay en lo que profesáis
para que podáis tener una concepción profunda de lo que es la fe, mirad vuestro
interior y e interrogad a vuestro corazón si verdaderamente cree y está
convencido de que el infierno existe; os hago este cuestionamiento como madre
de la humanidad, porque si lo creyerais de verdad, no sería posible que tengáis una
relación amable con el pecado, aquel que os vuelve duros de corazón y
se resiste a acoger dócilmente las gracias que el cielo os brinda para vuestra
santificación, y así se cumplan los designios divinos en vuestras vidas.
Cuando una persona cree firme y
verdaderamente que el infierno existe queda transformada; le tendríais
pánico al pecado, y a cualquier lazo que os encadene al mal. Cuando un corredor
se encuentra en una carrera, si se tropieza en ella; se vuelve a levantar y
continúa corriendo; así Vosotros hijitos míos es como os encontráis en la
tierra en una carrera para alcanzar con vuestra renuncia al pecado, la vida
eterna; más si caéis en pecado, Dios Padre os extiende las manos para que os
levantéis de nuevo con los sacramentos. Mientras tengáis carne seréis
siempre propensos a pecar, pero miraríais como el gran regalo de amor al sacramento de la reconciliación que os
levanta de vuestras caídas para limpiar vuestras almas de toda rebeldía
a los preceptos divinos y os servirías a diario del pan bajado del cielo que os
fortalece en las pruebas de la vida, para darle la lucha y no caer fácilmente
en las ocasiones de pecado.

Vosotros
tenéis un compromiso con Dios Padre en vuestro corazón, os creo a cada
uno de la nada; a su imagen y semejanza y sopló el aliento de vida en vosotros
cuando estabais en el vientre de vuestras madres, os creo a cada uno con amor
para que en vuestra libertad aprendáis a amarlo, aprendáis a conocerlo, a
reconocerlo; para que aprendáis a obedecerlo y en la tierra deis pasos de
santidad que os conducirán en el cielo a la gloria eterna; más si vosotros comprometéis esa realidad en vuestras vidas y
aceptáis que no habéis salido de las piedras, que no habéis salido de una
explosión atómica, sino que habéis sido creados por Dios Padre; que él
os hizo con sus propias manos, entonces ya os volvéis hijos de Dios, porque
aceptáis a vuestro Padre Celestial que os creo, y os volvéis pequeños porque
tenéis la capacidad de reconocer que sois una obra de Dios; más no vuestra
propia obra.
Los
tres enemigos del hombre son la carne, el mundo y el demonio.
La carne es aquella humanidad caída, la humanidad
pecaminosa del hombre, aquello en la carne que os inclina al pecado; más es por
eso que Dios Padre os pide la obediencia, para que podáis sujetar las
tendencias malas con las que cargáis y así podáis obedecerlo, que es una de las
razones por las cuales fuisteis creados.
El segundo enemigo del hombre es el mundo; no debéis
confundir el mundo con la tierra, con la creación; el mundo es un espíritu; es
vivir en función a las cosas materiales y hacerle culto a ellas. Al mundo pertenece todo lo que adora las
cosas temporales para un beneficio maléfico; es el caldo de cultivo de
donde emergen la vanidad, el egoísmo, la violencia, el vicio, la decadencia; es
un espíritu. En este punto hijitos míos lo importante es que vosotros os
defináis como seres espirituales y podáis tener conocimiento si el espíritu que
anima vuestras existencias en vuestro paso en la tierra es el espíritu del
mundo o es el Santo Espíritu De Dios quien mora en vosotros para vuestra
santificación.
El tercer enemigo del hombre es el demonio; y este es
específicamente un ángel caído que forma parte de aquella 1/3 parte de los
ángeles que fueron arrojados a la Tierra de la presencia de Dios (Apocalipsis
12, 9: El dragón grande, la antigua serpiente, conocida como el Demonio o
Satanás, fue expulsado; el seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y
sus ángeles con él). La tentación de la antigua serpiente al hombre es: “seréis
como Dios”, entones os digo que el infierno está hecho de la diosificación del
hombre. Hoy en día la psicología moderna habla de “autoestima”, “pensamiento
positivo”, “realización personal” diosificando al hombre como autosuficiente,
olvidándose de que fue obra de Dios y de que debe someter su libre albedrio a
la voluntad divina para alcanzar la santidad.

La morada celestial está preparada para cada uno de vosotros, y la
puerta de entrada que es el sagrado corazón de Jesús que tiene
inscriptos vuestros nombres con su sangre vertida en la cruz. Abrid vuestros
corazones de par en par para aceptar el amor misericordioso y eterno que Dios
Padre deposita en vosotros, aquel que os dará recompensas eternas.
Os amo Hijitos míos, os doy
mi bendición; Mamá María.
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