Mensaje de Jesús dado a María Rocío. 28/05/19
(Asunción-Paraguay)
No coloquéis más obstáculos ni seáis jueces de vuestros hermanos,
sed estrictos con vosotros mismos; ceñid con cadenas de amor a la tabla de
vuestros corazones mis preceptos.
Acumuláis desgracias sobre vuestras espaldas, cuando ausente me
encuentro en vuestras vidas, y la capacidad de renuncia a la que os arrastran a
vuestras posesiones interiores se vuelven nulas; ya que sin la fortaleza que brinda
mi Santo Espíritu os entregáis sin tregua en manos de aquel que aprisiona
vuestras almas con el pecado asentido.
El problema está que en vuestro dolor
más profundo no queréis escuchar ni saber de Mí, me culpáis de lo que habéis
hecho y desecho con la libertad que os di, os habéis decidido por el mal; más
cuando sentís en vuestra carne las consecuencias de vuestras negaciones,
buscáis de quien renegar por vuestra desobediencia, haciéndome culpable de
vuestras desgracias.
Os prepare para ganar, os doy armas para luchar y veo como todos los días
perdéis vuestro destino cuando la cordura se pierde por acciones inmundas que
atentan contra todo lo creado; hacéis de vuestras vidas un martirio, desfigurando
el alma y perdiendo la semejanza de aquel que os creo.
Hijos míos, os amo a cada uno de vosotros sin importar la condición
de pecado en la que os encontréis; vuestras miserias no son mayores que la
misericordia que os brindo; permitid al amor cicatrizar las llagas de pecado que
como huellas cargan vuestras almas; podéis lograr todo lo que os propongáis;
estáis llamados a resurgir de la oscuridad y limpiar con mis sacramentos aquello
que habéis oscurecido en vuestras almas, e impidiendo con un muro de pecados,
que los dones que mi Santo Espíritu puedan conduciros por el camino angosto
que os guiará a la ciudad de luz.
Sed hombres de bien; no hay mayor molestia para mi enemigo que un
corazón arrepentido que en su libertad vuelve a Mí.
Si supierais hijos míos el
poder que tiene la oración de aquel que en su pequeñez es capaz de doblar
rodilla, renunciando a sus miserias y sujetándolas a los pies de mi cruz; os
aseguro que eso hace temblar el infierno, porque siendo vosotros criaturas que
pese a vuestra debilidad sois capaces de ceñir la cintura de vuestros corazones a
la obediencia; podéis con autoridad tomar potestad y en mi nombre obrar milagros.
Aquel que persevere en su fe tendrá en su corazón la certeza de que mi voz
lo llevará a recorrer remansos de paz que jamáis habéis imaginado.
Cuando
arrepentido de tus imprudencias llegues a clamar perdón y te vuelvas a Mí, te
mostraré cosas ocultas que tú no conoces y te daré de beber del manantial de
agua viva; seré tu restaurador, el que vele tus sueños y te de fortaleza en las
pruebas de la vida, moldeando de santidad tu alma en la hoguera de mi amor.
Yo Jesús os hablo, os amo, os espero.
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